¡Señor Gorbachev, derribe este muro!
Quienes fuimos adolescentes en los 80s, al pináculo de la Generación X, recordamos aquellos momentos en televisión. Todos pudimos ver en vivo la caída del muro de Berlín, porque 8 años antes, a un empresario estadounidense de las telecomunicaciones llamado Ted Turner, se le había ocurrido la locura de crear un canal de noticias de 24 horas en televisión: Cable News Network o más conocida por sus siglas, CNN.
¿Cuántos de nosotros recordamos esa maravillosa canción de Pink Floyd, A Great Day For Freedom (Un Gran Día para la Libertad), dedicada a la caída del muro de Berlín? ¿O quizás la inolvidable Winds of Change (Vientos de Cambio) de la banda alemana Scorpions? ¿ Bang! de la banda rusa Gorky Park? ¿Y las palabras rusas Glasnost (Apertura) y Perestroika (Reestructuración)?
Orgullo y Prejuicio
La caída del muro de Berlín no solamente representó el desmoronamiento de 28 años (1961–1989) de barrera física entre personas de un mismo pueblo alemán, como si fuesen opuestos. Este evento — ignorado por los medios de comunicación españoles debido a otras elecciones generales — marcó un fin de paradigma. Economías de mercado o planificadas. La Europa de la posguerra.
Los aniversarios son importantes. Ellos son señales para que las grandes lecciones de la historia no se desvanezcan. ¿Pero se están enseñando las lecciones que ya debíamos haber aprendido?
La palabra “demagogia” proviene del griego y “populismo” del latín.
Hay mucha gente en el mundo que realmente no entiende, o dice que no entiende, cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo comunista. ¡Qué vengan a Berlín!… E incluso algunos que dicen en Europa y en otros lugares, que podríamos colaborar con los comunistas. ¡Qué vengan a Berlín!
John F. Kennedy, Presidente de Estados Unidos. Frase del discurso realizado en Berlín Occidental. 26 de junio de 1963.
Prenzlauer Berg era un barrio casi marginal de Berlín Oriental antes de la caída del muro de Berlín. Era un barrio tranquilo con derruidos edificios de apartamentos, iglesias abandonadas y otros edificios estatales de la época del Kaiser Wilhelm. Hoy en día, situado al noreste de la ciudad, es un lugar urbano y desarrollado. El cambio efectuado en este lugar no es accidental y no es producto de la demagogia.
¿Habrá estado por allí un joven abogado ruso que hablaba perfectamente el alemán habiendo sido reclutado por la KGB? Vladimir Putin lo fue durante cinco años. Ya vemos que el señor Putin sí aprendió de las grandes lecciones.
¡Señor Gorbachev, Derribe este Muro!
La pasada semana casualmente veía un mini especial de Radio Televisión Española sobre este histórico evento. Al final del mismo, no podía disimular una sarcástica mueca mental cuando el comentarista apuntaba que (mientras se mostraban imágenes de personas tratando de burlar el muro fronterizo de México con Estados Unidos o de otras saltando las vallas de Ceuta y Melilla)”unos muros caen pero otros nos asfixian”. Todavía intento procesar qué tienen que ver las fronteras reconocidas por la legalidad internacional con un muro que dividó arbitrariamente a una nación.
Uno podrá pensar lo que le parezca sobre los muros que existen y que continuarán existiendo en nuestro mundo, pero el paupérrimo símil, aunque con mucho sentimentalismo, no tiene ni pies ni cabeza. Alemania fue una nación que primero fue sometida por los nazis y luego por fuerzas extranjeras. Un pueblo que mayormente desciende de las migraciones occidentales de los escitas y otros pueblos iranios, y que han habitado esas tierras miles de años.
Los seres humanos queremos sobrevivir. Queremos paz y prosperidad, por lo menos la mayoría de nosotros que no crea en “tomar el cielo por asalto”. La historia turbulenta de Europa ha enseñado que eso ha costado demasiado, y que por lo tanto, no se puede ofrecer ni dar sin más.
La Nueva Bernauer Straße
Los mercados llegaron con el alba de la civilización y no es una invención del capitalismo. Si ello conduce a mejorar el bienestar del pueblo no hay contradicción con el socialismo.
Mikhail Gorbachev
Es muy difícil sino imposible encontrar fotos de alemanes cruzando la famosa Calle Bernauer, pero rumbo hacia el este. ¿Por qué no cruzaban personas del oeste hacia el este? Se estima que unos 4 millones de alemanes orientales huyeron al lado occidental entre 1949 y 1961. Para cuando el Ejército Popular de Alemania Oriental había instalado las primeras alambradas de púas y grandes bloques de cemento en las intersecciones (siendo la primera etapa de la construcción del Muro), todo el talento había huido. O construían el Muro o colapsaban.
El Muro separó familias, amigos, vecinos y comunidades. Una vez terminado, unos 5 mil alemanes orientales habrían intentado saltar o cavar túneles. Unas 136 personas fallecieron en tales intentos. La última víctima murió por disparos en febrero de 1989. Sólo nueve meses después, el Muro caía. Dos años después, en 1991, sucedía lo inconcebible para todos aquellos que habían nacido y crecido en el régimen comunista.
El imperio soviético cayó por su estructural ineficiencia. Había habido ya demasiado derramamiento de sangre. Las transformaciones conocidas como Glasnost y Perestroika, impulsadas por Mikhail Gorbachev, el entonces Presidente de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, obedecían a las señales del cansancio. Tanbién de años de Guerra Fría, de incapacidad innovadora y de un sistema social tanto inmovilista como férreo. Esto último es contra natura. Ninguna ideología, ninguna patria sobrevive a base de estómagos vacíos y mentes desocupadas.
La plataforma de comunicación que hoy conocemos como la Internet y el entramado de la World Wide Web fueron en gran parte responsables. Lograron lo que las armas atómicas no pudieron lograr. La firma, en mayo de 1988, del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio entre Estados Unidos y la Unión Soviética no fue una causa, sino una consecuencia.
Volver a juntar a una nación tras casi 30 años de vidas radicalmente distintas no es nada fácil. Incluso hoy en día, la labor continúa. Los lazos que unen a los países de la Europa continental son resistentes, pero de la peor manera. La actual Unión Europea pretende socavar el sentimiento nacional, que al ser atacado, deviene en nacionalismo. Es sólo un paso más al populismo. Esto es algo que no se entiende o que se pretende no entender.
La República Federal Alemana se alza hoy, 30 años después de la caída del muro de Berlín, como la locomotora económica europea*. El lugar donde ha surgido la Cuarta Revolución Industrial. No obstante, en la antigua Alemania oriental, los partidos de la ultraderecha han recogido la cosecha del descontento y la segregación económica.
Todo apunta a que esta es una historia de éxito, ¿no? Alemania es la cuarta economía más potente del planeta. Es el país de Mercedes Benz, Siemens, la Física Cuántica, la Imprenta Gutenberg y (según me dicen quienes entienden de fútbol) una de los campeones del mundo que ya blanden una sola bandera.
En 1974 se publicó un libro que fue el resultado de 12 entrevistas radiofónicas en un británico y un húngaro. Entre Arnold Toynbee y George Urban, emitidas por Radio Free Europe desde Londres. Urban, de origen húngaro, pronunció unas palabras que probarían ser casi proféticas para su tiempo: “ La hegemonía de la Unión Soviética sobre Europa del Este ha estado presente desde 1947, de muchas maneras muy importantes, pero ningun ha tocado el ‘alma y la sangre vital’ de las naciones europeas orientales.”
* Logré conocer este mote por el artículo de Andreu Jerez en el periódico ABC en 2013: https://www.abc.es/internacional/20130830/abci-alemania-locomotora-economica-europea-201308291734.html
Originally published at https://blogs.laopiniondemurcia.es on November 13, 2019.