Neurotecnología: En la Encrucijada de Futuros

La Neurotecnología se consolida aunque falte mucho camino, y ha dado un paso más allá con una reforma constitucional en Chile consagrando los Neuroderechos.

Frank Escandell
6 min readJan 27, 2021

Fue en 2017 cuando el genial Elon Musk anunció la fundación de una nueva empresa, Neuralink, la cual tendría como finalidad crear implantes cerebrales que conectaran las funciones de nuestros cerebros con sistemas de inteligencia artificial. ¿Recordáis su perorata sobre “la inteligencia artificial puede ser un peligro para la existencia humana”? Pues bien, he aquí la respuesta. Uno de sus objetivos es crear una especie de “cable” neuronal que permite la fusión con las máquinas.

Todavía no conocemos cómo funciona el conectoma humano. No somos nada sofisticados al respecto. También estamos aún bastante lejos siquiera de establecer una comunicación de dos vías (lectura y escritura) con un sistema de IA; imaginamos que sí nos haría más inteligentes, en el sentido de velocidad de procesamiento.

En nuestro anterior artículo “Neuralink: Euforia y Neurotecnología en la Era de Elon Musk” explicamos de dónde provienen estas ideas y cómo se han desarrollado.

Volviendo a Elon, no había terminado de anunciar su iniciativa cuando Facebook saltó a la palestra, haciendo público su trabajo de casi un año (2016), pero a través de un dispositivo no invasivo en forma de diadema. En el caso de Facebook, la más alta velocidad lograda para escribir palabras mentalmente ha sido de unos 35 caracteres por minuto, siendo lo normal, unos 250 caracteres.

El riesgo de parte de estas empresas tecnológicas es que consideren al cerebro humano simplemente como una computadora que puede ser reprogramada y augmentada. Sí, también esa es una posibilidad al igual que no seamos tan especiales. Para muchos de mis colegas en Silicon Valley, no ha habido historia sino a partir de la oferta pública inicial (IPO) de Google en 2004, o la fundación de Facebook en ese mismo año.

Lo que sí debería ser exponencial es la inversión pública, además de la privada. En Estados Unidos empezó siendo público, con la Iniciativa B.R.A.I.N. Es indudable que el impulso multimillonario de estas empresas tecnológicas es lo que de verdad disrumpe a la Neurociencia y a la Neurotecnología.

Reportaje sobre la presentación del Proyecto B.R.A.I.N. por el entonces Presidente Barack Obama (2013)

¿Cómo nos preparamos para el futuro de la Neurotecnología?

No será mañana. Ya es la hora de pensar cómo se aplica la Neurotecnología. La procrastinación siempre ha permitido que las tecnologías se nos vayan de las manos. Está claro que vamos a pasos agigantados hacia un futuro en el que esta tecnología específicamente podría manipular los procesos mentales humanos, e incluso — y no, no es ninguna ciencia ficción — podría permitir la comunicación telepática e incrementar exponencialmente las capacidades humanas en general.

Las Interfaces Cerebro-Computadora (ICC) empiezan a transformar, especialmente, lo que pensamos de nosotros mismos. Coches conectados al cerebro (1), escritura de correos electrónicos con el pensamiento, implantes para curar la Enfermedad de Alzheimer. ¿Qué podría salir mal? Esta tecnología podría traer grandes consecuencias negativas. Veamos:

  1. La formación de una nueva clase de “desigualdad social” basada en una nueva forma de rendimiento
  2. La transformación del concepto de individuo como aquel vinculado a una entidad biológica (cuerpo) y una vida mental propia
  3. El nacimiento de formas de “manipulación” más allá de la actual ejercida por la ‘infoguerra’ y el uso de las redes sociodigitales, hasta el control directo de gobiernos, corporaciones y/o hackers

De acuerdo con un ya legendario artículo publicado en 2017 (2) en la revista Nature, hay cuatro áreas esenciales consideradas por un prestigioso grupo de expertos en Neurociencia, Inteligencia Artificial y Ética. Estas son:

  1. La Privacidad y el Consentimiento: Tratan principalmente de que la opción por defecto no sea obligar a los usuarios a autorizar explícitamente (“Opt-In”) el uso de sus datos neurales. Ya sabemos de sobra lo que sucede cuando no existe una normativa y se minan enormes cantidades de datos para un fin; el ejemplo de lo sucedido con la consultora Cambridge Analytica y Facebook , cuyo problema fue básicamente que no hubo autorización expresa de los usuarios para participar en la minería de datos (Big Data). En este último caso, qué decir de si la información es leída directamente del cerebro a través de una ICC, además de cómo se efectuará la monetización por parte de empresas privadas — ya que es simplemente normal que suceda — y el uso sociológico, estadístico y demográfico que puedan efectuar los estamentos públicos gubernamentales.
  2. La Identidad y el Organismo: Este es un punto extremadamente delicado ya que involucra la cuestión de hasta dónde las tecnologías resultantes de la convergencia entre Neurotecnología e Inteligencia Artificial podrán cambiar nuestro carácter, o transformar el vínculo biológico con el cuerpo — aunque eso lleva ocurriendo unos años a nivel político y sociológico por la entrada de ideologías radicales post-estructuralistas en el acervo — o la habilidad de tomar nuestras propias decisiones. En un artículo publicado (3) en la revista científica PubMed de los National Health Institutes (EE.UU.) en el año 2009, nos pone en un profundo dilema ya que ha habido personas que desarrollan una personalidad y un carácter diferentes cuando son sometidos a estimulación cerebral profunda. ¿Os imagináis esta tecnología empleada para “curar” a asesinos en serie? ¿Se le juzgaría por la “persona” que fue antes o que es después de la estimulación? Si le curásemos con una ICC, ¿deberíamos informarle que sin ella es un peligro para otras personas? ¿Tendrá la nueva “persona” suficiente capacidad de decisión?
  3. Regulación en la Construcción de Capacidades: Al igual que se ha hecho con la Genética — y que ya se ha quedado corta — la regulación tanto de la Neurotecnología como de la Inteligencia Artificial, y de las múltiples tecnologías resultantes de la convergencia y disrupción mutuas, debería empezar ya. Estas dos últimas permitirán la augmentación de capacidades mentales, físicas y sensoriales sin un acceso equitativo. Por ejemplo, el trabajo desarrollado en España por el Observatorio del Impacto Social y Ético de la Inteligencia Artificial (ODISEIA). No seamos incrédulos, esto deberá pasar primero por ser una ventaja estratégica desde el punto de vista militar.
  4. Imparcialidad en el Desarrollo de las Tecnologías: Aquí entraría el fascinante campo de lo que se empieza a denominar en español, “sesgo codificado” (coded bias), siendo aquel o aquellos con que los desarrolladores de software y hardware llegan a influenciar la tecnología generada, causando que favorezca o desfavorezca, consciente o inconscientemente, a grupos particulares de personas. Bajo este nuevo campo de trabajo, se encuentra el campo de la Ética en la Inteligencia Artificial.
Vídeo del primer episodio de la sección de OdiseIA, en La Revolución Espectral

Chile: El Nuevo Mundo empieza en Sudamérica

Siendo conscientes que en los próximos años seremos testigos de innovaciones tecnológicas que nos parecerán ‘mágicas’ y que consecuentemente traerán consigo cambios sustanciales de cómo lidiamos con nuestro mundo, se ha venido haciendo un trabajo proactivo, desde el año 2013. Ese es hasta ahora el legado de La Iniciativa de los Neuroderechos, liderada por la Columbia University en la ciudad de New York, y presidida por Rafael Yuste.

Entrevista a Rafael Yuste en Tele13 Radio (Chile)

A principios de octubre de 2020, en plena pandemia de COVID-19, el Senado chileno vivió una jornada histórica. Se presentó un plan legislativo en modo virtual — también un signo de los tiempos — sobre neuroderechos que contó con el apoyo unánime de todos los partidos políticos. Chile se ha convertido en el primer país del mundo en impulsar una legislación cuyo objetivo es proteger el cerebro frente a los riesgos del mal uso de la neurotecnología.

Por una parte, se acometió una reforma constitucional que ya incluye la identidad mental como un derecho fundamental, del mismo calibre que todos aquellos derechos contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que data del año 1948, y que es directamente obsoleta para la época en la que vivimos.

Por otra parte, la Ley sobre la Protección de los Neuroderechos y la Integridad Mental aspira a garantizar el derecho a la identidad personal, a la privacidad mental y — atención a esto — al acceso equitativo a las tecnologías de augmentación cognitiva.

Los aspectos éticos en ciencia y tecnología ya son una parte fundamental, a tomar en cuenta, y que sería una idiotez que fuesen ignorados. La Neurotecnología ya tiene raíces firmes en un Estado sudamericano, por lo cual otros más deberían ya tomar ejemplo.

Ya somos conscientes de que la Neurotecnología conduce a la encrucijada de futuros de nuestra condición humana hacia su fusión con la tecnología, que representa sus aspiraciones.

  1. The BitBrain Team. 2018. “Nissan’s Brain-to-Vehicle technology communicates our brains with vehicles” https://www.bitbrain.com/blog/nissan-brain-to-vehicle-technology

2. Rafael Yuste et al. Revista Nature, 2017: “Four ethical priorities for neurotechnologies and AI” https://www.nature.com/news/four-ethical-priorities-for-neurotechnologies-and-ai-1.22960

3. William Glannon. Revista PubMed, 2009: “Stimulating brains, altering minds” https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19407032/

4. Advances in motor neuroprosthetics improve mobility in tetraplegics

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Frank Escandell

Landing AI & Tech for the real world / Startup Mentor & Ambassador / STS Blogger & Lecturer / Rugby Player / Likely to hae coined AIaaS