La Segunda Edad de la Máquina

Frank Escandell
5 min readFeb 16, 2020

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La Segunda Edad de la Máquina es el título del segundo libro publicado en conjunto por los economistas Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, ambos co-directores de la Iniciativa para la Economía Digital del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussetts) y profesores en la Escuela Sloan de Administración de Empresas del mismo M.I.T.

Este libro, publicado en 2014, tiene la importancia de La Tercera Ola, de Alvin Toffler, para el incipiente siglo XXI. Brynjolfsson y McAfee son ya líderes mundiales en la investigación del impacto de la tecnología digital. Su profundo análisis muestra cómo redefinir la esencial integración de máquinas, mentes humanas, plataformas, productos y la comunidad.

De acuerdo con su planteamiento, estas son tres las plataformas tecnológicas que más están acelerando los procesos propios de la llamada Industria 4.0: el Aprendizaje Automático (Machine Intelligence), la Minería de Grandes Datos (Big Data) y un nuevo modelo económico, en el cual la competitividad y el trabajo ya no son más importantes que la colaboración, la creatividad y el trabajo en red.

La electrificación fue una de las tecnologías más disruptivas que haya habido; en las primera décadas del siglo XX, causó algo parecido a la extinción masiva en la industria de la fabricación en Estados Unidos.

Andrew McAfee

Hacia la Complejificación: Un Nuevo Modelo Económico

Sí, es cierto. Complejificación es un ‘palabro’ como se dice en el acervo popular, y lo he tomado prestado de la Ecología, porque es único para describir el hecho de que, en realidad, no hay un progreso. Las tesis de Brynjolfsson y McAfee lo explican de una manera contundente.

Tanto el motor de vapor como la ciencia computacional — prefiriendo éste al término ‘Informática’ — desataron y han desatado transformaciones que en sólo unas décadas cambiaron la estructura de la producción y el trabajo manual; más recientemente, un efecto similar viene transformando lo que llamamos conocimiento y por tanto lo que entendemos como división del trabajo.

¿No se supone que la brecha entre países pobres y ricos es cada vez mayor? ¿Cómo es que, por una parte, disminuye el diferencial del desarrollo económico entre países pero, por otra parte, dentro de los mismos se ha incrementado? Es una paradoja interesante. Por ejemplo, en la gráfica de abajo, la línea roja indica el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de países en vías de desarrollo (aunque yo prefiero llamarles ‘ economías menos sofisticadas’).

Fuente: Fondo Monetario Internacional

El PIB es la medición de la producción total de bienes y servicios de un país o región. Su cálculo es bastante complejo y depende de una serie de variables. Precisamente, la gran labor académica de Brynjolfsson y McAfee consiste en redefinir las variables que comportan los factores clave como el trabajo, el capital y la tecnología. Las variables que seguimos usando para esa medición no se corresponden con nuestra época, especialmente a la luz de la aceleración tecnológica; hace casi 100 años el economista Simon Kuznets ideó el PIB como una forma de medir la economía en su totalidad para puntualmente superar la Gran Depresión. Luego llegó John Maynard Keynes y de alguna manera nos detuvimos en el tiempo.

¿Cómo la tecnología como factor determinante ha alcanzado un punto de inflexión y por qué debemos utilizar otros criterios? La explicación es lo que se conoce como Efecto de Red, es decir, a mayor número de usuarios de un servicio, mayor utilidad tendrá y por tanto, llegará el momento en que se deban cambiar reglas o ‘re-estandarizar’ para darle (a ese servicio) institucionalidad. La llamada Ley de Metcalfe proporciona un claro ejemplo al respecto. El impacto de las redes sociales digitales es uno de las futuras variables que Brynjolfsson y McAfee plantean.

Como podemos divisar, la Segunda Edad de la Máquina consiste, para bien o para mal, en una lucha política. ¿Cómo han de interactuar el trabajo, el capital y la tecnología? Otras personas con un determinado perfil ideológico preguntarían cómo (de haberlo) funcionaría el ‘reparto de la riqueza’ y quiénes deberían determinarlo (dadas las nuevas tendencias socioculturales basadas en la fragmentación identitaria).

“¡Y Aún No Has Visto Nada!”

Además de la magnífica canción de Bachman Turner Overdrive, la teoría de la Segunda Edad de la Máquina propuesta por Brynjolfsson y McAfee reconvierte los tres factores clave antes mencionados (trabajo, capital y tecnología) en:

  • Propiedad Intelectual
  • Capital Corporativo
  • Prosumo* de Contenidos
  • Talento (humano)

B&M llaman “Poderes de Recombinación” a las innovadoras e inusitadas posibilidades de reorganizar y combinar distintos procesos de producción que llevaban mucho tiempo en el letargo. En la jerigonza de los tecnólogos — que es también el credo de Silicon Valley — es lo que popularmente se conoce como Disrupción. Es aquí donde entran en acción las tres principales plataformas tecnológicas mencionadas antes, de los cuales uno (la nueva economía) es su principal objetivo de ‘recombinación’.

En esta Segunda Edad de la Máquina, debemos insistir una vez más, ¿cómo reaccionar políticamente? este asunto ya no puede quedar sólo en manos de las empresas privadas; de hecho, son estas empresas las que han advertido de los peligros de la inacción.

No sabemos aún cómo medir la innovación tecnológica. La respuesta gubernamental al brusco cambio del mundo del trabajo ha sido paupérrima. Todavía no sabemos cómo tasar y repartir la nueva “producción”. Estamos aprendiendo a trabajar con las máquinas ahora inteligentes. B&M están trabajando en ello.

¿Qué relación tiene esto con el concepto de Revolución Espectral?

Ahora llega la Segunda Edad de la Máquina. Las computadoras y otros avances digitales hacen por el poder mental — la habilidad de usar nuestros cerebros para comprender y reformar nuestro alrededor — lo que el motor de vapor y sus descendientes hicieron por el poder muscular.

Erik Brynjolfsson

*El prosumo (combinación de producción + consumo) es un término acuñado por Alvin y Heidi Toffler en su libro La Tercera Ola. Se refiere al producto o servicio producido y consumido por un mismo agente, individuo o colectivo, para su propio beneficio y/o de otro, sin que haya necesariamente una compensación monetaria.

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Written by Frank Escandell

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