El Centenario de Ray Bradbury

Frank Escandell
5 min readAug 22, 2020

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Portada de Las Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, edición de bolsillo

Fue en un día como hoy que nacía en Waukegan, Illinois (Estados Unidos). Así celebramos el centenario de Ray Bradbury, un autor estadounidense muy reconocido por sus relatos cortos y tremendamente imaginativos, así como sus novelas en las que se conjugan su aversión por la tecnología, lo poético, la crítica social y la nostalgia.

“Yo uso una idea científica como una plataforma para saltar por los aires y nunca volver.”

Ray Bradbury

Uno de los grandes amores literarios de Ray Bradbury fueron las obras de Edgar Allan Poe. Ray se sentía muy atraído por la tradición “gótica” y la influencia de Poe en la ciencia ficción, que perdura hasta nuestros días. Por lo general, las novelas de ciencia ficción se encuentran — para horror de algunos de nosotros — en la misma sección (o al lado) de la sección de Horror y Fantasía.

Ray Bradbury ha sido considerado un autor de ciencia ficción pero él mismo no lo veía así. En su caso, al no tener un perfil técnico, se dice que escribía “ciencia ficción blanda”. De hecho, la única novela de este género que él la consideró así fue Fahrenheit 451. La mayor parte de su trabajo literario fue sobre Fantasía, Horror y Misterios.

La Trayectoria de Ray Bradbury

Fue en 1937, con sólo 17 años, que Ray se unió a la Liga de Ciencia Ficción de Los Ángeles, donde entre otros, conoció a Robert Heinlein y con quien se reunía semanalmente como lo solían hacer los círculos literarios. Al año siguiente publicó su primer relato corto ( Hollerbochen’s Dilemma) y en 1939, funda su propia revista, Futuria Fantasia. Algo que caracterizó su obra desde muy joven, fue el uso de las metáforas, los símiles y la analogía, que era inusual encontrar en la ciencia ficción.

Ese mismo año, Ray viaja al otro lado del país y asiste a un evento que cambió para siempre a muchos: la primera Convención Mundial de la Ciencia Ficción, por la que luego logró vender su obra a una revista profesional, y fue el relato Pendulum. Seguidamente, aquellos primeros relatos sobre horror y fantasía serían publicados en Weird Tales siendo compiladas para su primer libro, Dark Carnival, en 1947. Luego publicaría en The American Mercury, Harper, McCall, incluso de forma inusual en Planet Stories, Thrilling Wonder y en el The New Yorker.

La serie de ciencia ficción y fantasía, “Las Crónicas Marcianas”, llegando a la televisión en 1980. En pantalla, el actor Rock Hudson.

Las Crónicas Marcianas

En 1950 — y por tanto en su 70 aniversario — una serie de relatos cortos sobre la colonización humana de Marte aparece como Las Crónicas Marcianas. La temática quasi ecologista y pacifista se corresponde con aquellos grandes temores de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y la incipiente Guerra Fría se hicieron muy presentes en estos relatos.

Este autor conoció la obra de Bradbury a través de la serie de televisión, cuando se estrenó en 1980, protagonizando a Rock Hudson (aquel mismo actor que años atrás salía corriendo del estreno de 2001: Una Odisea en el Espacio diciendo “¿Puede alguien decirme de qué rayos trata la película esta?). Aquel niño tenía 7 años de edad. La gran impresión de ver, lo que luego las fotos del Mars Pathfinder revelarían décadas después sobre la orografía marciana, junto con seres humanoides de brillantes ojos rojizos, paseos guardados por dólmenes y columnas, desató todo tipo de fantasías.

La trama de Las Crónicas Marcianas es muy profunda, con diálogos deliciosamente filosóficos. Según los relatos, la presencia humana en Marte hace que perezca una idílica civilización marciana de humanoides. Sólo unos pocos regresan a Marte tras la destrucción nuclear de la Tierra, fundando una nueva civilización marciana.

Fahrenheit 451: Un Reflejo de Orwell y Huxley

No debes quemar libros para destruir una cultura. Solo haz que la gente deje de leerlos

Ray Bradbury

El papel empieza a arder a una temperatura de 451ºF (unos 233ºC). La siguiente novela de Bradbury fue su más grande obra: Fahrenheit 451. Era 1953, y en ella encontramos más a Orwell que a Huxley pues en una cierta sociedad humana en el futuro, las brigadas de bomberos existirían para liberar al ser humano de la opresión de los libros, los causantes de la desigualdad.

EL tema de la anti-censura de Ray Bradbury ha sido aclamado por su espíritu libertario y por la defensa a ultranza de la literatura contra los nacientes medios electrónicos de comunicación de la época. Recuérdese a Alvin y Heidi Toffler, quienes publicarían en uno de sus estudios que la “sociedad de la información” habría nacido apenas 3 años después, en 1956.

En la novela, una de las mejores representaciones la observamos en Mildred, la esposa de Montag (el bombero protagonista) que en la genial versión de cine en 1966 — dirigida por Francois Truffaut — le notamos siempre enfermiza, como consumidora compulsiva de somníferos, y por el día, únicamente pendiente de la “parlor wall family”, lo que sería hoy una enorme pantalla plana de televisión, en la que se ofrecen sólo programas de entretenimiento y chismorreo.

¿Acaso no es lo que sucede ya? Telebasura y pastillas. No hace ni falta estudiar con detenimiento la peligrosísima deriva del revisionismo ‘postmodernista’ que, empezando con las estatuas de allá y acuyá, pretende prohibir currículos académicos, obras y novelas porque su contenido no empatiza con el militante egalitarismo de nuestra época, según los designios de esta postverdad.

Veremos si con el tiempo todo esto reivindica a Bradbury, aunque uno tenga sus reservas sobre la opinión que tenía del desarrollo tecnológico. No obstante, ninguna reserva hacia la deconstrucción nihilista de la sabiduría de Occidente. También la historia est magistra vitae de Cicerón, enseña que estos períodos, como en Crónicas Marcianas, son de aceleración y catalización.

¡Qué curioso que coincidan en el tiempo los mensajes de Fahrenheit 451 y de Crónicas Marcianas! Esta última, inclusive, expresaba hace casi 70 años el peligro, tanto de no cuidar el medio ambiente como de permanecer atentos a la misión de la Entropía.

Todos debemos ser iguales. No todos nacemos libres e iguales, como dice la Constitución, pero todos hechos iguales. Cada hombre la imagen de cualquier otro; ¡entonces todos somos felices! Un libro es un arma cargada en la casa de al lado. Quémalo. Quítale la munición al arma que viola la mente del hombre

Ray Bradbury (Fahrenheit 451)

Originally published at https://blogs.laopiniondemurcia.es on August 22, 2020.

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Written by Frank Escandell

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