Blade Runner: El Futuro Está Aquí
Los Ángeles. Noviembre 2019. Una sombría y oscura megalópolis. Un orwelliano ojo aparece dos veces en la pantalla. Un zigurat o pirámide inacabada desde la cual emana luz. Un automóvil volador se desliza al ritmo de la sublime música del maestro Vangelis. Esta fue la escena inicial de Blade Runner.
En 1982, el director Ridley Scott filmaba Blade Runner, basada principalmente en la novela ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? del soberbio Philip K. Dick (1968), aunque en la pantalla la trama tiene poco que ver. Otras dos novelas mucho menos conocidas le dieron el nombre a la película. Blade Runner se puede traducir como ‘traficante de objetos afilados’; asimismo, en lengua inglesa, se puede interpretar como aquel que recorre un camino muy estrecho y peligroso.
En 2015 sucedió algo parecido cuando llegamos a la fecha a la que Marty McFly viajara en Regreso al Futuro 2. Este artículo sirve para comparar la ‘realidad’ con lo que este clásico de culto de la ciencia ficción y el film noir nos ofrece. Los Blade Runner son una unidad élite de exterminadores de replicantes, y son los héroes y antihéroes representados por Rick Deckard (Harrison Ford).
He visto cosas que vosotros no creeríais.
Naves de ataque en llamas sobre el hombro de Orión.
Yo vi rayos de Cesio rutilar en la oscuridad cerca del Portal de Tannhäuser…
Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…
Es hora de morir.Palabras de Roy Batty, el replicante (Blade Runner, 1982)
Blade Runner, de 2019 a 2019
Alerta de spoiler. ¿De qué va la película que tiene ya 37 años y por qué hay que dedicarle un artículo? Pues básicamente porque Blade Runner lidia con replicantes rebeldes: seres androides, humanoides y quasi-robóticos que fueron diseñados como mano de obra esclava para construir las colonias exteriores (extraplanetarias y extrasolares) de un mundo distópico y aparentemente post-apocalíptico. ¿Algo más? Nos muestra temas que ya no son ninguna ficción: ingeniería genética, inteligencia artificial, vehículos voladores, viajes espaciales. La película es increíblemente optimista en cuanto a la magnitud del desarrollo tecnológico pero eso es algo que sólo nosotros sabemos.
Sobre el tema de la inteligencia artificial y la robótica todavía vamos bastante por detrás. Como referencia, nos servimos de Sophia, el robot más inteligente de nuestros tiempos y que a diferencia de la replicante Rachael, ni pretende ser humana ni está programada para ello.
La escena del Test de Voight-Kampff, en la que el replicante Leon Kowalski es sometido a un interrogatorio de detección, es una mutación del original Test de Turing (1950) y su versión aún mejorada conocida como el Desafío de los Esquemas de Winograd (2011) utilizado hoy en día en la Inteligencia Artificial para determinar el nivel de similitud entre las expresiones de una máquina y un ser humano.
En la película no se busca la inteligencia sino incitar emociones y sus manifestaciones fisiológicas, que no son programables siendo clave para la detección y exterminio de los replicantes que se atrevan a regresar a la Tierra. Es precisamente a inicios de los años 80 cuando una innovadora forma de Inteligencia Artificial es formulada y se conoce como Aprendizaje Automático (Machine Learning).
Una referencia que Philip K. Dick pudo haber conocido es el Proyecto MK Ultra (1953–1973), más conocido como el programa de control mental de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (la CIA). Dick plasmó en su novela la inserción de recuerdos falsos en la memoria tal como nos muestra la película. De hecho, específicamente en el SubProyecto 19 de este programa de la CIA, se lee que tiene como finalidad “ una revisión crítica de la literatura y los desarrollos científicos relacionados con la grabación, análisis e interpretación de señales bioeléctricas del organismo humano, y la activación de la conducta humana por medios remotos.” Se puede verificar la fuente oficial aquí.
Los replicantes son en la película el pináculo de la ingeniería genética que en nuestros tiempos ya existe como la tecnología de edición genética CRISPR/Cas9*. Una cuestión interesante es que el personaje del Dr. Eldon Tyrell, genio demiúrgico y presidente de la Corporación Tyrell (que diseña y crea a los replicantes) tiene su contraparte real en el actual Dr. He Jiankui, el biofísico y empresario chino que hace sólo unos meses (en el mismo 2019) anunció haber traído al mundo a los dos primeros ‘replicantes’ de la historia: las gemelas Lulu y Nana.
En nuestro mundo todavía estamos en proceso de construir colonias exteriores ( la misión Artemisa de la NASA en un buen comienzo) y los viajes espaciales son eso, robóticos. Quizás sí nos podamos comparar en cuanto a la formación de megalópolis multiculturales (Los Ángeles) con grandes problemas de contaminación ambiental y la sobre población. Esas son diferencias y semejanzas entre nuestro mundo y el de Philip K. Dick.
Lágrimas en la Lluvia: Símbolos
La historia de Blade Runner expresa de cierta manera la mitológica rebelión de Prometeo, representado especialmente por el replicante Roy Batty (Rutger Hauer). Roy va en busca de su creador porque quiere algo muy humano: vivir. Los replicantes modelo Nexus 6 han sido programados para vivir solamente cuatro años. Recordemos que Prometeo es de la misma manera uno de los grandes arquetipos del desarrollo tecno-científico.
Roy finalmente logra entrar en la amplia y luminosa estancia de su dios, el Dr. Eldon Tyrell, para extraer el secreto de la vida, precisamente matándole. Esto nos recuerda a aquella obra del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, Humano Demasiado Humano: Un Libro para Espíritus Libres**, cuando la película nos explica que ese es el lema mismo de la Corporación Tyrell: Humano Muy Humano.
En la escena final, todo un compendio de simbología, observamos a Roy sangrando de su cráneo y con un clavo atravesando su mano derecha, en una clara alusión al Khristós griego, al héroe crucificado que va a liberar su ‘espíritu’ (la paloma) y que va a pronunciar su épica sentencia de ‘Lágrimas en la Lluvia’.
Se ha discutido arduamente que el nombre del Blade Runner Rick Deckard es una alusión al filósofo francés René Descartes (se pronuncia ‘decar’ en francés e inglés). La sentencia filosófica de Cogito Ergo Sum o “ Pienso Luego Existo” está relacionada con la naturaleza del protagonista, disociada y despreocupada, hasta que en su proceso interior*** hace un descubrimiento y nos enseña a superar casi cuatro siglos de cisma cartesiano: Rick dice de Rachael, “Ella ama, por lo tanto ella es (humana)”.
Los replicantes son transhumanos y ellos nos enseñan (o enseñarán) cuán especiales y valiosos somos los seres humanos. Pese a que el Transhumanismo es un término que ya existe, ¿podríamos afirmar a que esta película habla de un humanismo post-humano?
Sobre muchos símbolos desplegados en la película, como los origami del Agente Gaff, el Búho de Minerva (un auténtico símbolo de los Illuminati de Baviera), el desierto, la tortuga, la paloma de Roy, la muerte como madre (Leon Kowalski), no tenemos espacio para entretener nuestros intelectos…por ahora. Nos quedamos entonces con la más grande lección:
Es dura la experiencia de vivir con miedo, ¿verdad? En eso consiste ser un esclavo.
Roy Batty (Blade Runner, 1982)
- La abreviatura en español se traduce como “Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Espaciadas”. Hacemos destacar que el microbiólogo Francisco J. M. Mojica, de la Universidad de Alicante (España), contribuyó en una parte fundamental a su descubrimiento y denominación.
- ** Menschliches, Allzumenschliches: Ein Buch für freie Geister
- ***El apellido Deckard en inglés también sugiere ‘Deck of Cards’ (Baraja de Naipes), como un procedimiento aleatorio del cual se debe extraer orden.
Originally published at https://blogs.laopiniondemurcia.es on November 3, 2019.
